La Corte Suprema de Justicia ratificó el día de hoy martes su sentencia a la ex vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en la causa Vialidad, al rechazar los recursos presentados por su defensa. De esta manera, se ratifica el fallo dictado en noviembre por la Sala IV de la Cámara de Casación Penal, que la condenó a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por el delito de defraudación al Estado mediante contratos de obra pública. La sentencia incluye el decomiso de unos 84.000 millones de pesos.
Ahora, será el Tribunal Oral Federal 2 (TOF 2) quien defina las condiciones de detención tanto para la exmandataria como para los otros ocho condenados, entre los que se encuentran Lázaro Báez y José López. En el caso de Cristina Kirchner, el tribunal podría otorgarle el beneficio de arresto domiciliario, ya que supera los 70 años de edad. Por otro lado, la condena le impide participar en las próximas elecciones legislativas, donde tenía la intención de postularse para una banca provincial.
Luego de este fallo el frente y la participación Neuquina emitió un comunicado el cual narra lo siguiente: "La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha confirmado, mediante el uso del artículo 280, la condena a Cristina Fernández de Kirchner. En nombre del procedimiento, se ha consagrado la proscripción política de una dirigente electa y respaldada por millones.
Lo que se presenta como técnica judicial es, en verdad, lawfare puro: una intervención judicial directa en la arena política. No se trata de justicia, se trata de quién decide quién puede ser elegido y quién no. La democracia sangra. El dolor no es solo de una persona: es del pueblo, que ha sido privado de elegir. El voto ha sido reemplazado por la firma fría de jueces que no rinden cuentas ante nadie, pero deciden por todos". 
Por último el comunicado redacta lo siguiente: "La Corte se ha autoproclamado árbitro, fiscal y elector. Ya no hay disimulo: el poder judicial eligió a los candidatos antes que el pueblo lo hiciera. Se han convertido en una casta opaca, una suerte de monjes negros del poder, que lejos de impartir justicia, reparten castigos según su mapa ideológico.Pasarán a la historia, no como guardianes de la Constitución, sino como los verdugos de la voluntad popular.No es solo un fallo. Es una fractura institucional. Y cuando la legalidad se utiliza para anular la soberanía, lo que queda no es justicia: es dominación".
